Ser un buen anfitrión, ofrecer el vino apropiado, con la comida adecuada y la presentación correcta puede ser una odisea. Desde Más Que Gourmet queremos acercarte un poco más al apasionante mundo de matices y aromas del vino.
Hace
tiempo que no se duda de los beneficios del consumo regular del vino, desde la consideración de una ingesta moderada -1 ó 2 vasos al día-.
Existen
decenas de variedades, zonas según la uva y el terreno en el que se cultiva. La
mayoría de los consumidores se conforman con distinguir los principales tipos;
blanco, tinto, rosado y espumoso, y si uno se ve forzado a pedir el vino en un
restaurante confía en que el precio medio –ni muy barato ni muy caro- coincida
con la justa medida.
En
cuanto a una de las principales diferencias nutricionales entre el tinto y el blanco,
y a pesar de las variantes que ofrece cada una de los tipos, el vino tinto
promedio contiene mayores niveles de calorías y alcohol, mientras que en
macronutrientes ambos tipos son similares.
Con
respecto a los minerales, en el tinto encontramos más potasio y magnesio. Sin
embargo es necesario tener en cuenta el aporte de polifenoles: los compuestos
responsables de numerosos beneficios para la salud y predominan sin duda en el
vino tinto. Los flavonoides, compuestos fenólicos que destacan en el vino han sido objeto de numerosos estudios, y han puesto de manifiesto sus cualidades antioxidantes, antiinflamatorias, anticancerígemas y cardioprotectoras.
Se
dice que el vino está bueno si sienta bien, y sienta bien siempre que uno
recuerde cuántas copas lleva. Pero más allá de tópicos, y bromas aparte, qué
aficionado al vino no ha deseado en más de una ocasión vacilar de experto.
Imagina, una reunión de amigos, en la casa del anfitrión, buena comida y
donde se sirven unas copas de vino. Catar y apreciar la diferencia entre un Ribeiro
y un Albariño y eres el rey de la fiesta. Desde Más Que Gourmet te lo ponemos fácil.
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