El tomate, es una de las frutas más consumida en el mundo y proporciona sabor y color a muchos platos de nuestra gastronomía. Nutritivo y versátil en la cocina, se encuentra muy presente en casi todas las ensaladas, y hace maravillas en sofritos, salsas y sopas frías como el gazpacho, sin embargo, no es tan frecuente prepararnos un zumo del mismo.
Algunas personas creen que al licuarlo pierde todas las propiedades que tiene. En realidad, cuando se hace un zumo de tomate todas sus propiedades siguen allí, manteniendo el mismo contenido en proteínas y vitaminas si se licua o no, y es sencillo de preparar.
Un tomate es principalmente agua (95%), 0,3% de grasa, 1% de proteínas, 3% de desperdicios, 0,5% de celulosa y una serie de micronutrientes, fósforo y vitaminas. Y todo ello, con apenas unas 25 calorías por 100 gramos.
Esta fruta contiene las vitaminas A, C, y E, además posee un alto contenido de ácidos orgánicos, posee antioxidantes, como el Licopeno, fundamentales para prevenir enfermedades como la arteroesclerosis, y tiene unos efectos muy positivos en la salud cardiovascular, minerales, en especial hierro, fósforo, calcio, manganeso, magnesio, cobre, potasio, zinc y sodio.
Un vaso diario de zumo de tomate (200 ml.) es suficiente para obtener todos estos beneficios en el organismo. Antes de licuar el tomate se deben eliminar todas las semillas y lavarlo muy bien, también se le pueden agregar algunos condimentos para obtener mayor sabor o potenciarlo, y estos pueden ser un poco de aceite de oliva virgen, perejil, vainilla o canela –esta última aporta nutrientes y sabor sin incrementar las calorías-.
Por otro lado, es muy interesante incluirlo en todas aquellas dietas de adelgazamiento, ya que el zumo de esta fruta logra un efecto saciante, atenuando la sensación de hambre si lo que se desea es bajar de peso de manera sana.
Además, el tomate procura una buena digestión, actúa como un diurético natural, y hace que se incrementen el potasio y la vitamina C, lo que mejora la actividad de nuestro sistema inmunológico.
Además, el tomate procura una buena digestión, actúa como un diurético natural, y hace que se incrementen el potasio y la vitamina C, lo que mejora la actividad de nuestro sistema inmunológico.
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